MUCHO:
Mundo Chocolate, el primer Museo del Chocolate en la Ciudad de México, es una institución privada que busca enaltecer la aportación mexicana del chocolate al mundo, promover manifestaciones artísticas, culturales y gastronómicas en torno a este tema, y comunicar su importancia histórica al público.
El MUCHO está ubicado en una preciosa casa de 1909 en la Colonia Juárez, en la calle de Milán esquina Roma, su fachada y su interior fueron cuidadosamente restaurados, y contribuyen a rescatar valores históricos de la Ciudad de México, haciendo un maridaje muy efectivo entre tradición y difusión de un producto tan netamente mexicano como el Xocolatl.
Entrar en MUCHO es acceder a un universo donde la vista, el gusto, el olor y el tacto vuelven a ser los principales actores de la experiencia. Recorrer sus nueve salas en la planta alta, y los seis salones de planta baja, es un paseo por la discreción, la armonía y el buen gusto de otras épocas, combinado con importantes expresiones de arte contemporáneo.
En “La Academia del Chocolate”, el MUCHO ofrece talleres, cursos, catas, conferencias en torno al cacao y el chocolate, impartidos por expertos en la material. La Academia busca motivar la investigación y experimentación del chocolate. desde diversas plataformas profesionales y en un ambiente multidisciplinario.
La “Galería del Chocolate” es un salón elegante y amplio, recinto de diversas actividades académicas, gastronómicas y sociales, como simposios, presentaciones de libros, conciertos, catas de chocolate.
MUCHO tiene una deliciosa tienda con todo tipos de chocolates y productos de diseño, una acogedora chocolatería y una encantadora fonda gourmet llamada “Cacao”, donde se pueden saborear platillos y bebidas a base de cacao y chocolate.
Para los grupos de niños, jóvenes y adultos, el museo ofrece visitas guiadas, que combinan una amplia gama de temas en torno al chocolate y el cacao, y culminan con una cata de chocolate y talleres de actividades relacionados con el tema. El visitante puede experimentar el placer de escuchar la historia del chocolate, como quien escucha un cuento: dejándose llevar por la narración y admirando objetos sencillos y bellos, fotografías, grabados, recorriendo los amables salones sin prisas.
En definitiva, un lugar rescatado de la tiranía del tiempo con mucho amor puesto en los detalles, una atención (también de otras épocas) amable y un concepto original que tiene que ver con el rescate, no solo del chocolate como producto original mexicano, sino de una filosofía del culto a la elegancia del espíritu y de las cosas.
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