El primer paso para una buena parrilla es tener una buena parrillera y eso no solo quiere decir la más grande o la más moderna; es tan o más importante que sea la más limpia.
1. Antes de empezar a asar, lo primero es limpiar. El primer paso es prender el fuego y quemar un poco.
2. En un recipiente, se sirve un poco de agua y se le añade limón.
3. Se toma un cepillo de raíces, que no sea de plástico, se sumerge en la mezcla y se pasa con insistencia para remover la grasa, hasta que se pasa un papel y se vea que no hay residuos. Lo ideal sería hacer este procedimiento cada vez que se termine de preparar un tipo de carne, para que no queden rastros de ella en el próximo, de esa forma se evitará también que la pieza que salga luzca negra.
4. Si resulta incómodo limpiar frecuentemente, hay un truco que se puede aplicar: cubrir los hierros con papel de aluminio y se untan con aceite de girasol. No es recomendable usar aceite de oliva, importante. El aceite de girasol tiene un sabor neutro que respeta el gusto de los alimentos que se pongan a la parrilla.
5. Si no se quiere utilizar el aceite, se puede aprovechar la misma grasa de la carne y pasarla por los hierros cubiertos en aluminio.
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