martes, 1 de noviembre de 2016

Zinfandel, la cepa más antigua


El Zinfandel es a Estados Unidos lo que es el Malbec a la Argentina.  Esta cepa se ha convertido en la uva estandarte del país norteamericano, especialmente de California donde se encentra su mayor cultivo.
Enólogos descubrieron que el origen del Zinfandel es más antiguo de lo que se pensaba. Data del 1300 a.c, lo que la hace una de las cepas más antiguas del mundo. Su ADN demostró relación con la cepa Crljenak Kaštelanski cultivada en Croacia y la cepa Primitivo cultivada en Italia, en la zona de la Puglia. De allí es de donde se cree que proviene la Zinfandel.
Esta cepa llegó a los valles de California en 1850, y se ha establecido como la más característica de los viñedos californianos. Esta uva tinta es de forma compacta, cilíndrica y vigorosa. De color azul oscuro y negro, con forma redonda. Sus hojas son de forma pentagonal y grande, senos laterales muy profundos y marcados, el número de lóbulos son siete, haz verde oscuro y envés velloso.

Características de cata de los vinos Zinfandel

Esta cepa es alta en taninos y su nivel de alcohol de 17%, lo que lo hace un vino pesado. Sin embargo, sus caldos son capaces de expresar una gran riqueza: de buen cuerpo, buena fruta, buen equilibrio entre acidez y estructura; lo que brinda al consumidor una experiencia maravillosa sorbo tras sorbo. En nariz desarrolla olores a manzana y tabaco, y si está suficientemente maduro, sus aromas varían a fresas, moras y cerezas.
Por su alta sensación alcohólica, este vino necesita decantarse al menos una hora para disfrutarse. Lo más recomendable es beberlo a una temperatura de servicio que ronde los 15°C.
Los Zinfandel se recomiendan con carnes asadas a la parrilla, sazonadas con balsámicos, diferentes clases de pimienta y sal. Armoniza muy bien con notas especiadas y picantes. Aguanta como ningún vino las armonías con sabores profundos y robustos.

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