
El queso manchego es uno de los más famosos quesos españoles. Se trata de un queso de pasta prensada, hehco a base de leche de oveja de la raza manchega, que es madurado durante al menos 30 días para quesos con peso igual o inferior a 1,5 kg, y de 60 días, para el resto de formatos, y máxima de 2 años.
Este queso cuenta con la protección de una denominación de origen controlado en la región española de La Mancha (aunque en algunos países se elabora queso estilo manchego). La tradición quesera de la región es muy antigua y ya en la obra Don Quijote se comentaba acerca de este alimento.
Debido a su elaboración, es graso y firme; su forma es cilíndrica aplanada y su corteza puede ser amarillo pálido o verdoso negruzco (esto último, cuando no se limpie la superficie de los mohos desarrollados durante la maduración). Para producir queso manchego, primero se ordeña y refrigera la leche, se procede a llevarla a las cubas de cuajar donde se trabaja con cuajo natural, después se desuera, moldea e identifica cada queso para luego prensarlo por ambos lados y finalmente, salarlo y dejar que madure.

Su sabor combina una tenue acidez con el marcado gusto láctico y un notable toque especiado, producto de la maduración y que aumenta proporcionalmente a ésta. Se trata de un queso muynutritivo, alto en proteínas y vitaminas, que además de ofrecer un placentero bocado al sibarita o formar parte clave de una buena mesa de quesos, puede disfrutarse con menor protocolo en sándwiches, ensaladas o picadas desenfadas.
Además de armonizar muy bien con vinos de La Mancha (lo que crece junto tiende a hacer buena mezcla), aunque un tempranillo, syrah, merlot u otros tintos de tanicidad moderada le hacen gran compañía. Una forma clásica de disfrutarlo es con una rebanadita de dulce de mebrillo.
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